En aquel momento tenía dos opciones: Aprender mecánica o entrar a la radio. Con mucha astucia decidí entrar a la radio, donde dos años después (2011), conocí a Monseñor Rolando Alvarez, quien asumía como Obispo Diocesano, al conocerme se acercó a preguntarme: "¿Qué haces en la radio?", Respondí: "Tengo un programa y transmito las Misas de Catedral ", inmediatamente me propuso acompañarle en las misiones pastorales en las parroquias y comunidades rurales de la Diócesis.
Poco antes de concluir la secundaria, Monseñor Alvarez, en un programa de radio en directo, me propuso ingresar al seminario para empezar el proceso de formación sacerdotal, dije que no, me preguntó "¿Porqué?", mi respuesta fue que seguramente el Señor quería que le sirviera de otra manera y de una vocación diferente, y así fue, desde el 8 de diciembre del 2017, por intercesión de la Inmaculada
Concepción de María, contraje Matrimonio con María Victoria Pérez Escoto, con quien tenemos un bello hijo de 4 años, Luis Manuel.
Estudié la carrera de Comunicación Social; en 2015, Monseñor Rolando me pidió ser Director de Redes Sociales de la Diócesis de Matagalpa y en el 2018, Director de los Medios de Comunicación Diocesano, acompañado por un sacerdote.
L a Cruz del ser vicio:
El reloj marcaba las 5:47 de la tarde del domingo 11 de diciembre 2022, junto al entusiasmo de mi hijo y en compañía de mi esposa, de mi hermana, su esposo e hijos, estaba a bordo de un vehículo, vi que alrededor del auto pasaron patrullas de la Policía de Nicaragua que está al servicio del gobierno, bajé la mirada para leer un mensaje de texto y en fracciones de segundos, oficiales fuertemente armados rodearon el vehículo, me bajaron a la fuerza colocándome esposas policiales con las manos hacia atrás y me hicieron caminar hacia una de las patrullas mientras caminaba a lo largo escuchaba los llantos de mi hijo, y la desesperación de mi esposa por intentar saber que pasaba.
Era investigado por acompañar al Obispo de la Diócesis de Matagalpa en su labor pastoral durante los últimos 11 años. Hasta ese momento Mons. Alvarez llevaba 4 meses privado de libertad, junto a sacerdotes y laicos.
Fui llevado junto a Wilberto Artola, a la Dirección General de Auxilio Judicial en Managua, donde el gobierno mantenía cautivos a opositores, a sacerdotes, laicos y seminaristas.
Estuve el primer día en una celda de 1 metro por 1 metro, luego 38 días en una celda de castigo, de pequeñas dimensiones, sellada completamente, que tenía una ventanilla para pasar alimentos. El 14 y 21 de diciembre, nos presentaron en los Juzgados de Managua donde la Fiscalía de la República, acusó por Menoscabo a la Integridad Nacional.
Vie n e el milagro
En medio de todo, la fe y confianza estaba puesta en Señor, quien en su Providencia por intercesión de la Virgen Santísima, los Ángeles y Santos, pronto concederían la gracia de la libertad. Ese milagro llegó la madrugada del 9 de febrero 2023, cuando los Policías entregaron la ropa civil que antes habían solicitado a la familia, seguidamente nos trasladaron en buses, pensaba que iniciaba el viaje hacia mi casa, no obstante éramos liberados pero no de la forma esperada, los buses ingresaron a la pista del aeropuerto Internacional de Managua, fuimos entregados a funcionarios del Departamento de Estado de los Estados Unidos, quienes nos trasladaron a Washington, en ese momento di gracias a Dios, y comprendí que estábamos siendo expulsados de Nicaragua y desnacionalizados.
Servir a Cristo, a sus pastores y a la Iglesia nunca será una Traición, siempre será un honor.
Jesús en su Providencia a través de su Iglesia, se encargó de mí y de los otros hermanos: Padre José Luis, Wilberto y Sergio, cuando la Diócesis de Gaylord, su Obispo Mons. Jeffrey Joseph Walsh, a través del Padre Wayne Dziekan, el 10 de febrero, se comunicó con nosotros y nos ofreció la oportunidad de acogernos y acompañarnos en este nuevo camino en los Estados Unidos. Ninguno de nosotros estaba preparado ni estaba en nuestros planes todo esto, pero el Señor en su voluntad así lo permitió.
Gracias a las gestiones de la Diócesis de Gaylord, el Jueves Santo, 6 de abril, mi esposa e hijo, llegaron a Traverse City, y compartimos la alegría de volvernos a encontrar.
Después de todos estos meses, poco a poco con la ayuda de Dios y de ustedes, hemos ido haciendo camino, por mi parte ya cuento con trabajo, y mi hijo pronto va a la escuela.